Tras terminar el Ironman, la prensa volvió a ponerle
de ejemplo. Todos querían entrevistarle o hacerse una foto con él.
Sin embargo, otro reto le esperaba. Antes de la
prueba de triatlón, le propusieron participar en una expedición hasta la cima
del Kilimanjaro. No lo dudó. Siempre le habían fascinado las montañas. El reto
de coronar una montaña de casi 6.000 metros le provocaba mariposas en el
estómago.
Embarcaron llenos de ilusión y ganas de poner la
bandera de Gran Canaria en el punto más alto de África.
Tras treinta y seis horas de viaje llegaron al
hotel, ubicado en medio de Tanzania. Dejaron las cosas y descansaron. Cuando amaneció
se prepararon para ir al Parque Natural de Arusha, donde está el monte Meru.
Sus 4.500 metros los van a servir para entrenar y a que el cuerpo se acostumbre
a la altura. Caminaron seis horas hasta el refugio Saddle, a 3580 metros.
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