Dos de los valores que más te marcan
de la montaña son la honestidad y el compromiso. Cuando uno hace alpinismo
debería ir siempre ligado con una persona, aunque haya gente que va sola. A
esto se le llama ir encordado.
Cuando se atraviesa un glaciar hay
grietas. Por ese motivo se deja una cierta distancia entre una persona y otra
para que si uno se cae el otro es el que sostiene y evita que se hunda.
En cuanto a la escalada hay dos
técnicas. Una consiste en progresar haciendo reuniones: el primero de cordada
escala ya va poniendo protecciones mientras que el segundo lo asegura desde
abajo. Lo que significa que si el de arriba cae el otro lo sujeta. Cuando el de
arriba llega a la reunión el compañero de abajo sube asegurando desde arriba
por el primero. En esta técnica, el que va primero siempre arriesga más.
La otra técnica se utiliza mucho más
porque es la rápida y también arriesgada. Consiste en evitar las reuniones e ir
en ensamble. Los escaladores van en cordada, separados a una cierta distancia
que varía dependiendo de la situación, pero sin seguros. Si uno cae, el otro
también. Independientemente de la técnica existe un gran compromiso porque es
tu vida la que está en juego. Esto significa que a la hora de elegir un
compañero la virtud más importante que tiene que tener es compromiso.
Debes tener una confianza ciega en él
y saber que en una situación límite va estar a la altura de las circunstancias.
Un famoso alpinista dijo que la gran aventura empieza cuando no hay marcha
atrás. Nuestro protagonista ha vivido ese momento muchas veces.
Es aquél en el que tu compañero y tú
cruzáis una mirada. No hay palabras pero cada uno sabe que a partir de ese
momento no hay retorno. Si se sigue adelante habría que llegar la cima para
poder salir por la otra cara porque ya no hay forma de deshacer el camino. En
la vida cotidiana hay compromisos pero no son equiparables a este pues al
existir la posibilidad de morir el compromiso es inquebrantable. Cuanto más
alta y más aislada mayor el compromiso. No es lo mismo los Alpes que los Andes
donde las posibilidades de salvar a una persona son mucho más reducidas.
Estas experiencias para él no son
suicidas sino que son enriquecedoras, siempre y cuando la preparación y la
estrategia realizada sean adecuada y correcta. Asumir este tipo de compromiso
contigo mismo y con otra persona te hace crecer interiormente de una manera que
ninguna otra experiencia te puede hacer.
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