Enhamed sentía que le faltaba algo en su vida. Ese mismo
abril fue a hablar con Vaquero porque quería dejar la natación. Le dijo que
estaba harto y que sentía que nunca había valorado el esfuerzo que hacía. Por
eso, decidió tomarse nueve meses de vacaciones.
Durante ese tiempo se dedicó a viajar, a irse de fiesta, a
estudiar y a aprobar las asignaturas de la universidad. También hizo cursos de
espiritualidad. De repente, tenía otra vida fuera del agua. Además llegaron más
cambios a su vida. Contactó con él una empresa de conferencias y superación
personal, con la que trabajaría más adelante. Le ofrecieron que diera algunas
conferencias. Y eso le gusto.
En Enero se dio cuenta de que no sabía qué hacer con su
vida. La piscina siempre había sido su tabla de salvación en los malos
momentos. Así que habló con los entrenadores y en febrero volvió a entrenar.
Durante esos meses compaginó su trabajo con la natación. Se
fueron al Mundial de Holanda, pero Enhamed ya no estaba bien entrenado y andaba
fuera de su peso. Y a pesar de ello fue de las mejores competiciones que ha
hecho en su vida.
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