Se acordará toda la vida de su primer entrenamiento con el
equipo profesional. Nada más empezar el
corte por la zona y Fernando Martín le propinó un codazo que lo mandó a dos
metros de distancia. El deporte profesional es una jungla en la cual impera la
ley de la selva.
El significado de aquello era: éste es mi territorio y aquí
soy yo el que me manda. Por aquel entonces quería comerse el mundo y era muy
salvaje. Ahora, viéndolo a través del tiempo, se da cuenta de que también era
muy inconsciente porque no se le ocurrió otra cosa que devolverle el codazo a
Fernando en la jugada siguiente.
Debió de gustarle el gesto porque se hicieron bastante amigos. En los tres meses sucesivos hasta su accidente mortal era el
jugador con el que más hablaba y con el que mejor relación tenía. Aún se acuerda todavía de las conversaciones durante los viejos en la parte trasera del
autobús.
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