miércoles, 22 de junio de 2016

Capítulo 33: Nuevos objetivos en mente y crisis vitales

En realidad, sus veranos eran muy cortos, por eso intentaba aprovecharlos al máximo. Cuando regresó de ese campamento volvió a Madrid, y lo primero que le dijo su entrenador es que había engordado un montón. Se dedicaban a trabajar duro para el Campeonato del Mundo de Sudáfrica; tenía ese objetivo en mente, y cada día se esforzaba más para intentar conseguirlo.

Una noche sus compañeros decidieron cambiarse de sitio en unos sillones mientras cenaban. Se pusieron a correr. Corrió mucho, los adelantó y tocó una mesa. Decidió pisarla para saltar al sofá. Pero había un cristal con el que no contaba que, al romper con el pie, provocó que se le clavara una esquirla. El cabreo de su entrenador no alcanzaba límites. Con 20 puntos recién puestos se tiraría a la piscina.

Cuando regresó, con sus dos platas y cuatro bronces, se planteó las cosas. No estaba satisfecho. Su vida en Madrid era gris y pesada. En la universidad le iba muy mal. Segundo de psicología se le estaba resistiendo. Con los entrenamientos no estaba estudiando nada. Pero ya no era el instituto, ya no podía aprobar sin estudiar. Suspendía las partes prácticas porque estaba entrenando o compitiendo. A muchas asignaturas no podía ir y, los profesores, lo suspendían por ello.

Empezó a entrar en una crisis. Cada vez odiaba más su vida. Empezó a plantearse muchas cosas. 
Pensaba que estudiar mal se le daba mal, que no había aprendido técnicas para hacerlo mejor. Se planteó ponerse a trabajar, pero no se imaginaba vendiendo cupones el resto de su vida.

Su vida personal tampoco le gustaba. Ya no tenía pareja, ni apenas amigos en Madrid, porque se había dedicado a entrenar. Se sentía completamente perdido.

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