sábado, 4 de junio de 2016

Capítulo 16: Aprendiendo liderazgo de un líder natural

Siempre se ha considerado un privilegiado por la carrera deportiva que ha tenido, pero no por los títulos que ha ganado, sino por haber compartido vestuario, entrenamientos y experiencias con determinadas personas. Una de ellas ha sido, sin duda, Fernando Martín.

En las entrevistas siempre le preguntan cuáles son los recuerdos de su llegada al primer equipo y qué jugador le impresionó más. Siempre cuenta esta anécdota con Fernando y habla de él como un referente. No porque fuera técnicamente buenísimo, sino por su corazón, personalidad, carisma y capacidad de liderazgo. Tenía algo dentro de él que lo hacía ser diferente. Ni si quiera necesitaba hablar, su sola presencia infundía respeto.

En los tres meses que pudo compartir con él le enseñó algo que nunca le abandonaría durante el resto de su carrera: que el baloncesto profesional no consistía en ser mejor o peor técnicamente, sino en entrenar y jugar con todo tu corazón para ganar. Ganar cada partido. Jugar sin miedo, ser valiente y darlo todo para ganar, pero siempre con nobleza. Puedes ganar o perder. Siempre habrá jugadores mejores que tú. Pero cuando entregas todo lo que tienes en cada entrenamiento, en cada partido y cuando buscas con todo tu corazón la manera de ganar del modo más noble posible, siempre  vas a dejar huella. Para él eso ha sido siempre lo más importante que ganar títulos y que ser mejor o peor jugador.

De Fernando aprendió que, si algún día quería liderar aquel equipo, no tenía que ser el mejor jugador a toda costa, sino ser él mismo. Debía ser el que más corazón, más ganas de trabajar y de ganar tuviera siempre. De esa manera sería un modelo a seguir. En un equipo como el Real Madrid siempre había jugadores más decisivos a los que darles el último balón para decidir los partidos, pero lo verdaderamente importante para ser líder era ser el alma del equipo.

Se han escrito infinidad de libros sobre si uno nace o se hace líder, y también se hacen muchos cursos o programas de liderazgo y gestión de grupos. En su opinión, el gran error de esta sociedad, cegada por conseguir el éxito a toda costa, es que la busca líderes sólo para lograr resultados. Nos olvidamos de que lo realmente importante no es solamente conseguir el objetivo final, sino que el camino que recorramos para conseguirlo tenga sentido.


Desde su punto de vista, los verdaderos líderes deberían ser los que en primer lugar dirían sus vidas de manera equilibrada y logren liderarse a sí mismos. El liderazgo es personal y, por lo tanto, la relación que uno tenga con uno mismo dictaminará su capacidad para liderar a otros. Una vez conseguido esto, logrará sin quererlo que su equipo o el grupo de personas que tenga su cargo lo sigan de manera natural.

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