viernes, 10 de junio de 2016

Capítulo 36: La montaña y el sufrimiento

En la montaña se sufre física y psicológicamente. El mero hecho de caminar en pendiente por un terreno en el cual tu centro de gravedad no es el habitual provoca que consumas más calorías de las habituales. Si practicas el alpinismo este dispendio energético se multiplica. Factores como los agentes atmosféricos o la dureza y duración del recorrido determinan ese gasto. La incertidumbre, la tensión, la sensación de soledad y el silencio son factores que si no se saben gestionar pueden provocar un enorme calor psicológico, aunque físicamente seas muy fuerte.

Por eso ir a la montaña pone de manifiesto lo mejor y lo peor de nosotros. Cuando sufres cansancio y llegas a estar al borde de la extenuación, es el momento en el cual pierdes tus habilidades sociales y te vuelves más elemental. El cansancio apaga nuestra parte racional y empiezas a sufrir psicológicamente porque ves tus miserias y puntos débiles y te das cuenta que hay partes de ti que durante muchos años has querido esconder, deseado tapar o pretendido arrinconar. 

Pero nuestro protagonista cree que es necesario en un momento determinado de tu vida averiguar quién eres de verdad, y para ello esas partes inexploradas tienen que salir a la luz. El sufrimiento es necesario para crecer. Al caer las máscaras que nos doblegan la felicidad llega.

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