miércoles, 8 de junio de 2016

Capítulo 32: Primer contacto con la montaña: primera lección y cambio de paradigma

En la vida no hay casualidades sino causalidades. En ese 2005 decidió dejar el baloncesto definitivamente y pasar más tiempo en la montaña. Por entonces vivía en Milán y empezó a recorrer los Alpes. Su primera experiencia en la montaña fue muy graciosa y en pleno invierno y estaba en una de las estaciones de esquí más conocidas de Italia. No sabía esquiar por ese entonces y no tenía ropa de esquí.

Se montó en un teleférico para ir a uno de los bares refugio que hay en las pistas, pero se equivocó y bajó una parada más arriba y tuvo que descender bordeando la pista. Al llegar al bar en el que había quedado, todos le miraban preguntándose de dónde había salido aquel tipo raro. Recuerda perfectamente que se sentía observado, incómodo y totalmente fuera de lugar, con lo cual decidió salir y disfrutar del panorama. 

Una vez fuera, miró las montañas asu alrededor y pensó: Esto no sólo me gusta, sino que me transmite algo.
La llamada hacia la montaña la sintió durante un viaje por la India. Cuando llegaba después de recorrer las ciudades se iba a correr por la montaña. Una tarde sufrió el mal de altura y pudo decir que fue la peor noche de su vida. 

Y así es como empezó a salir de mi zona de confort y descubrió lo limitado e ignorante que era. La primera gran lección de la montaña llegó de esa manera. Posteriormente hice otros trekkings en Islandia, Canadá y otra vez en la India. Empezó a escalar e hizo alguna cumbre en alta montaña. Volviendo al verano del 2005, tiempo después de todas aquellas experiencias, entonces ya sentía que era mucho más que un pasatiempo y que dentro se estaba gestando esa transformación que daría otra dimensión a mi vida.


Ese primer viaje a la India le dejó irremediablemente enganchado a la montaña y a sus enseñanzas y empezó a despertarse una parte hasta entonces dormida: la espiritual.

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