Salieron del agua y los sonidos se hacían más intensos.
Habían terminado la primera vuelta. No eran los primeros pero tampoco buscaban
la victoria. Su prioridad era que no se le cansaran las piernas porque aún
quedaban 12 o 13 h de competición.
Mientras corrían por la arena oían al público que los
animaban casi no daba tiempo a pensar nada porque les tocaba volver al agua.
Llegó un momento en el que su cerebro desconectó de la tensión de la
competición. Estaba pensando todo tipo de cosas menos en la prueba. En esos
momentos meditaba sobre el curioso paralelismo entre esa prueba y la vida. Los
distintos modos de competir eran un buen reflejo de la vida diaria.
Si mantienes un ritmo constante siempre te podrás mantener
por encima de la mayoría pero siempre tendrás a alguien que te aventaje. La
humildad para dosificar tus fuerzas también es importante.
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