Sus dos últimas temporadas en el Real Madrid fueron muy
complicadas en todos los sentidos. En lo personal fue un período doloroso
debido a su divorcio y en lo deportivo fue el comienzo de una sucesión de
decisiones que llevaron al Real Madrid a perder durante mucho tiempo todo su
prestigio y a echar por borda tantos años de trabajo.
Todo esto influyó en él de manera muy acusada porque empezó a sentir, por primera vez desde que se había incorporado al club a los trece
años, que no estaba en el sitio adecuado, que algo no funcionaba, que se había
producido una ruptura.
Poco a poco fue superando su situación personal, pero en el
panorama deportivo las cosas iban de mal en peor. Malas decisiones, mal ambiente
y en consecuencia, malos resultados. Encadenaron dos años sin ningún título y
lo que es peor sin construir nada para el futuro y sin visos de hacerlo.
Terminadas estas dos temporadas, el verano de 1999 le iba a deparar una de las
mayores sorpresas de mi vida hasta entonces. Al concluir la temporada todo era
una incógnita, ya se hablaba de muchos cambios de jugadores, incluido el
entrenador.
A él le quedaban dos años más de contrato, de modo que, aunque la cosas no iban bien
y no se sentía a gusto con lo que veía ni vivía, no contemplaba la posibilidad
de irme. Llevaba catorce años en el club, los cuatro últimos como
capitán del primer equipo. Tenía veintisiete años y dos años más de contrato,
así que sus planes pasaban por cumplirlo, jugar algunos años más, retirarse en
el equipo de su vida para quedarse trabajando en el club que era su familia.
Pero, una vez más, la vida,la gran maestra, le enseñó que lo
único cierto es el cambio. Todas aquellas extrañas sensaciones y pensamientos
de los últimos meses tuvieron su culminación con el anuncio del nuevo
entrenador del equipo. Posteriormente al anuncio de esta noticia fue convocado
por el director general del equipo, que le comunicó que dicho entrenador había
decidido no contar con él.
No argumentó justificación deportiva porque no la
había y solo que entonces conocían lo que estaba pasando entendieron los
motivos reales de aquella decisión, en la que se mezclo su vida privada con la
profesional. Su sueño se había roto. Decir que aquella noticia dolió sería
un eufemismo.
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