Quería reubicarse en la vida pero tenía algunos
condicionantes que se lo impedían; principalmente, su orgullo herido, su ego y su apego a todo lo que había sido y a lo que había conseguido. Se daba cuenta
de que le hacían daño y de que seguían ahí, pero no lograba profundizar hasta
el punto de entender por qué le hacían tanto daño y le obstruían mi camino.
Empezar a entender qué era el apego y deshacerse de él
supuso el primer paso para rehacer su vida. La única manera de desapegarte y
coger perspectiva en tu vida es comprender que todo lo material es efímero, que
te va a dar placer pero no felicidad, que no te va a dar seguridad total y que
nunca dará sentido a tu vida.
Hay que comprender también que mientras no logres
desapegarte pierdes libertad y no tienes paz interior por miedo a perder
aquello que deseas. Se pierde la alegría de vivir porque al obsesionarte
con una ida pierdes la posibilidad de disfrutar de otras muchas cosas
maravillosas de la vida. No será el primero ni el último caso de deportista de élite
que tiene problemas de adaptación a la vida normal tras su carrera.
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