Su entrenadora, Ana Belén se quedó embarazada. Llegaron
otros entrenadores y eso lo ayudó porque no se sentía tan presionado. Aplicaba
inmediatamente todo lo que aprendía en los libros que iba encontrando, lo que
leía en pequeños blogs o en los manuales que hallaba en la biblioteca digital
de la ONCE.
Devoraba todo lo que caía en sus manos intentando mejorar.
Aunque de momento sólo aplicaba lo que leía al entrenamiento. Más tarde lo
extrapolaría a su vida personal. Pero, sin duda, la mayor aportación de todas
fue el descubrimiento de que el lenguaje puede modelar nuestro cerebro y, por
ende, la experiencia que tenemos del mundo. Cada palabra tiene un poder
inconmensurable, como decía Confucio.
Ese libro lo llevó por un largo camino de establecimiento de
metas, identificación de valores personales y, sobre todo, a cambiar un
paradigma clave del que no se percató hasta más adelante. En los pocos meses
que aplicó algunas de las enseñanzas de los libros que leería, su vida dio un
giro de 180 grados, lo que le llevó a abandonar la carrera de psicología.
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