sábado, 4 de junio de 2016

Capítulo 18: Equivocarse forma parte del aprendizaje

La temporada finalizó otra vez sin títulos para el equipo y existía la sensación de  que la tragedia y la mala suerte se había cebado con ellos. Pero lo que peor llevaba es que había perdido la chispa, la espontaneidad y el hábito de arriesgar que le había caracterizado los años anteriores. Era un buen jugador pero no la estrella que prometía años atrás. Iba entrar en su último año como junior y sentía que era el momento de ir cedido a algún equipo en el cual pudiera tener más minutos, protagonismo y capacidad de decisión para volver a encontrarse a mí mismo como jugador.


Impresionantes y decisivos son los primeros años como profesional para asentar tu personalidad como jugador. No es suficiente sólo con entrenar. Hay que lugar, poder arriesgar y tomar decisiones. Entrenando se aprende a sufrir y se mejora técnicamente, mecanizando y memorizando movimientos. 

En los partidos, en cambio, se crece psicológicamente. Es en ellos donde desarrollas tu personalidad como jugador al tener que tomar decisiones y gestionar la presión. Durante los entrenamientos no sales de tu zona de confort porque no hay presión. Es en los partidos es donde amplías esa zona de confort y donde te haces mejor jugador.

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