miércoles, 22 de junio de 2016

Capítulo 22: Dieciséis años y un duro entrenamiento

Mientras aprendía más sobre él mismo, y sus habilidades emocionales mejoraban, apareció un nuevo reto en el horizonte. Un día, en la piscina, Oliver Rivero le dijo que si quería ir a los Juegos Olímpicos de Atenas en el 2004; quedaba poco más de un año. Tenía dieciséis años y ganas de comerse el mundo. Además contaba con la confianza de Oliver, que lo animaba a mejorar y perseguir un sueño.

Al llegar a casa se lo dijo a su madre. Únicamente le preguntó si podía ir él solo a esas horas. Le dijo que sí y, tras confirmar que estaba seguro, le animó. No hubo grandes momentos como en las películas. Para su familia, las competiciones y los premios les han alegrado, pero tampoco les daban mucha importancia. Para ellos es solo Enhamed; ni más ni menos.                                                         

La misma persona que era antes de quedarse ciego. Si nada cambió para ellos cuando perdió la visión, no iba a ser diferente después de conseguir quince medallas de oro y varios récords olímpicos.

El 2004 fue uno de los años más duros de su vida. Se tenía que levantar a las 05.12 porque de lo contrario no cogía el bus para llegar al entrenamiento. Tenía que desayunar un yogur y un zumo, y salir a las 05:27, tras haberse lavado la cara. Después se tenía que ir a clase. En el instituto se dormía, pero a las 13:50 tenía que salir corriendo para llegar al siguiente entrenamiento. La gente se asustaba de lo veloz que iba con el bastón. Debía de ser alucinante verle.

Al regresar a casa tenía que hacer los deberes pero llegaba molido y no hacía nada. Por si fuera poco, después empezó a entrenar los sábados a las 8 de la mañana. La natación se convirtió en el centro de su vida.


Tanto esfuerzo le empezó a pasar factura: tenía fuertes dolores en el hombro y empezó a sufrir insomnio. El estrés y la presión se dejaban notar. Nada de aquello logró apartarle de su objetivo. Desde pequeño había aprendido la importancia del trabajo duro, gracias al empleo de su padre. En eso se podrían resumir sus dieciséis años. Su vida correr de un lado para otro y entrenar muy duro. 

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