miércoles, 22 de junio de 2016

Capítulo 24: Llegó el gran día

Acompañado de su nueva sensación se enfrentó al 19 de septiembre. El momento de la verdad había llegado. Decir que estaba nervioso se quedaría corto. Llegaron a la piscina e hicieron el calentamiento. Nadaron durante 40 minutos para que los músculos entraran en calor. Tenía que encontrar el ritmo.

Una vez que sale del calentamiento te pones el bañador. Cada uno hace su ritual. Él se puso a escuchar música porque no quería pensar en nada. Los entrenadores los acompañaban por ser ciegos pero no podían hablar. Si lo hacían los descalificaban porque se consideraba ayuda.

Se dirigió a su calle y cuando dieron la salida hizo lo mejor que sabía: tirarse a tope. Mantuvo lo que creía que era un ritmo constante durante los 400 metros libres, pero en los últimos 50 metros su entrenador lo avisó de que otro nadador iba en paralelo. Para avisarlo tenía un código: en vez de un golpecito en la cabeza le daba dos. Lo hizo, y cuando toco la pared había ganado el bronce por una centésima. Fue una victoria.

La siguiente prueba eran los cien metros mariposa y por la mañana había hecho una mala marca pero esa mañana debía tirarse al agua para su victoria. A la prueba fue con la rabia del mal resultado y la fuerza de ese enfado, nado todo lo que pudo. Al terminar escuchó como su entrenador le decía que había quedado tercero.


Eran sus primeros juegos se había roto un dedo y a pesar de todo había conseguido dos bronces, además con una marca muy buena para él.

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