Con todos estos acontecimientos, la temporada 1989-1990 no
fue buena en el aspecto deportivo. Como equipo el mejor resultado fue legar a
la final de la Recopa. No se ganaron títulos, e individualmente se estancó en su evolución como jugador.
Sin embargo, en lo personal fue extraordinaria por lo que
aprendió y por haber tenido el privilegio de compartir algunos entrenamientos
con Drazen Petrovic, tres meses con Fernando Martín y el resto de la temporada
con otros jugadores.
Otro aspecto importante de ese año en lo personal fue el
hecho de independizarse de la familia que le había acogido desde los trece
años. Tenía diecisiete años y se organizó un gran revuelo en el club. Tuvo una
reunión con el director general y estuvieron a punto de echarle por lo que
consideraban una falta de disciplina ya que consideraban que no era edad para
la independencia. Siguió entrenando con la misma intensidad y ganas y demostró que su actitud no había cambiado.
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