miércoles, 22 de junio de 2016

Capítulo 21: El sonido de las miradas

Un día, al salir del entrenamiento tuvo ganas de darse un capricho. Se fue a una cafetería y se sentó a tomar un café con una napolitana de chocolate. Allí estaba, disfrutando de una merienda y aprovechando para cotillear las conversaciones ajenas. Se aprendía mucha psicología prestando atención a los coloquios ajenos.

Dejando a un lado los misterios de la personalidad femenina, se preguntaba cómo sería la cara de ‘póquer’. Le preguntó a su hermana al llegar a casa, y le explicó que es cuando intentas no transmitir ninguna emoción en tu rostro, para que no adivinen lo que piensas.

Le intrigaba el tema de las miradas. La información que aportan y lo que le perdía la no poder verlas. Se obsesionó al pensar que no tenía mirada, al igual que con frases del tipo: ‘La mirada es el espejo del alma’. Se puso a buscar en las novelas detalles que tuviesen que ver con la mirada. Ninguno le daba información suficiente. Entonces se dio cuenta de que los grandes novelistas eran muy descriptivos, saben expresar muy bien el lenguaje no verbal.


Durante tres años se dedicó a acumular todo lo que hallaba sobre miradas. Y llegó a la conclusión de que las cosas que explicaban, él las percibía a través de la voz.

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