jueves, 10 de marzo de 2016

Capítulo 5

Caballo Blanco, le explicó Ángel, era un hombre alto, delgado, blanco como la tiza, que farfullaba en su propio y extraño idioma y podía surgir de entre las colinas sin previo aviso. La lengua de los tarahumaras carece de escritura, ni qué decir tiene que no llevan registro de avistamientos de homínidos extraños.

Ángel había estado fuera todo el día, revisando los muros de la barranca para poder ver a sus alumnos de regreso a la escuela. Los chicos alcanzaron el río a toda velocidad, agitándose en las aguas como si estuvieran siendo perseguidos por demonios. Ángel era un bicho raro en Muñerachin, un mexicano medio tarahumara que había dejado atrás las barrancas por un tiempo y que había ido a la escuela en un pueblo mexicano.

Aún vestía las tradicionales sandalias tarahumara y la cinta del pelo koyera. También había cambiao por dentro; si bien todavía adoraba a los dioses de los tarahumaras.

Las Barrancas del Cobre no son distintas, y en algunos aspectos, son considerablemente peores. La Sierra Madre mexicana es el eslabón medio de una cadena de montañas que se extiendan casi ininterrumpidamente desde Alaska hasta la Patagonia.

A lo largo de los últimos cien años, las barrancas han hecho las veces de anfitriones para todas y cada una de las variedades de inadaptados norteamericanos: bandoleros, místicos, asesinos, jaguares devora hombres, guerreros comanche, merodeadores apache, exploradores paranoicos, así como los rebeldes liderados por Pancho Villa, todos han escapado de sus perseguidores internándose en las barrancas.

Las barrancas eran tan traicioneras que incluso una pequeña parada para beber agua podía matarte. Ni si quiera los dos hombres más duros en la historia del ejército americano eran rivales a la altura de las barrancas. Cuando las tropas de Pancho Villa atacaron en 1916 un pueblo de Nuevo México, Wilson ordenó a dos soldados que lo sacaran a rastras de la guarida en las Barrancas. Diez años después, el Jaguar seguía libre.

Incluso muchos aventureros que escapan internándose en las barrancas nunca lograban escapar de ellos, otorgándoles su reputación de Triángulo de las Bermudas de la frontera.

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