martes, 24 de mayo de 2016

Capítulo 9: Un segundo padre, el mejor amigo y la ruptura con mi madre

No puede seguir sin detenerse a hablar de una de las personas fundamentales en su vida. Esta persona es Pedro Chueca. No solo porque le ayudase a recuperarse de sus problemas de espalda sino porque a nivel personal es un privilegio tenerlo como amigo. Ha sido como un segundo padre y nunca podrá agradecerle suficientemente lo que le ayudó entonces. 

Jamás conoció a alguien como él capaz de ayudar a cualquier persona. Un auténtico número uno como profesional, pero sobre todo  a nivel humano. Una persona con un don natural para curar que disfruta haciéndolo. Alguien totalmente desapegado de lo material y que comparte todo lo que tiene de manera desinteresada. Un verdadero ejemplo.

En mi segundo año de  cadete el equipo ganó el Campeonato de Madrid y luego jugaron el 
Campeonato de España. Por segundo año consecutivo llegaron a la final contra el Barcelona y esta vez eran los favoritos. A falta de seis segundo para la conclusión ganaron el balón pero una fatídica pérdida de balón nuestra les posibilitó meter una canasta en el ultimo segundo y perdieron la final. 

Otra dura lección deportiva, pero importante para el futuro: en el deporte, la diferencia entre ganar y perder títulos no radica en ser mejor o peor equipo técnica, táctica o físicamente, sino en la capacidad de concentración que logren mantener los jugadores de ese equipo. La concentración es la clave absoluta de la vida y se necesita para lograr cualquier objetivo. Somos energía y al poner nuestra atención y concentración en algo hacemos que esa energía fluya. Como consecuencia de ese fluir, damos vida a lo que pensamos.

Durante el verano fue convocado por la selección. Los resultados con el equipo no fueron buenos, pero yo lo seguía viendo como otro paso más en mi crecimiento como jugador y en el camino hacia mi objetivo.

En el ámbito personal también fue muy importante, pues conocí a José Lasa, el compañero con el que más partidos ha jugado y uno de sus mejores amigos. Considero que su carrera no tendría sentido sin él. Han compartido muchos momentos juntos: entrenamientos, partidos, triunfos y también desilusiones. Siempre hubo aprecio y respeto mutuos. Incluso en las ocasiones en que nos jugábamos el puesto y se pegaban en los entrenamientos, la nobleza, la honestidad y el respeto  siempre imperó.


El camino hacia su sueño proseguía pero su parte emocional seguía teniendo carencias y aquel año ocurrió algo que marcaría los posteriores años. La relación con su madre, bien fuera por la distancia o porque nunca habían pasado mucho tiempo juntos, no era buena. 

Viajó a Orense al final de la temporada para jugar un partido amistoso; tenía quince años. Al encontrarse con ella tuvieron una discusión. Después de aquello estuvieron años sin verse y sin contacto. Viéndolo con la perspectiva que te da la distancia y el tiempo, ha podido constatar que aquello fue una reacción provocada por la infancia que vivió. La ruptura de sus padres le pasaba factura.

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