lunes, 2 de mayo de 2016

Capítulo 2: Sobrevivir a los padres

La separación de unos padres marca inevitablemente la infancia de una persona. Ésta es la parte de su vida en la cual se forma la estructura de su carácter y en la que adquieren hábitos de los que será complicado liberarse en el futuro. Dicho esto, cada persona tiene la capacidad y la responsabilidad de modificar cualquier pauta. De forma que toda la gran circunstancia e influencia de tu entorno, en especial las de tu infancia, deberían ser tomadas como conflicto a resolver y como primera gran lección de la vida.
El primer instinto del ser humano es el de la supervivencia física, pero ésta llega no sólo por la comida y la bebida, sino sobre todo por darle un sentido a nuestra vida. Nuestra primera gran prueba es sobrevivir nuestros padres. Entender que tenemos que desaprender muchas de las cosas que nos enseñan las personas que nos han traído al mundo para llegar a ser nosotros mismos; es un gran conflicto, pero es sin duda el primer paso para darle ese sentido del que hablaba a nuestra vida.

Se dice que quien no tiene hijos es egoísta, pero en la opinión de nuestro protagonista aún podría más tenerlos si ello comportara que los padres obliguen a los hijos a ser de una determinada manera. Es entendible el afán protector, pero otra cosa muy distinta es tratar de inculcar e imponer. Nadie puede hacer el recorrido por ti. Lo más importante en la relación de los padres con los hijos es que cualquier cosa que se diga o se haga debe estar hecha con el corazón, de forma pura y sin esperar nada a cambio.

Es uno mismo el que debe construir su propio camino, porque cada uno de nosotros tiene un karma que cumplir y un propósito personal que sólo él puede descubrir. Ésta es la razón por la cual hay que librar inevitablemente esa batalla de sobrevivir e ir más allá de las ideas que te transmiten y te inculcan desde pequeño. Hasta que no logres pensar por si mismo no eres libre.

Los partidos no se ganan en la última jugada, sino desde la primera. Los campeonatos no se ganan al final de la temporada sino de la pre-temporada. El camino para llegar a lo más alto en tu vida no empieza a los veinticinco o treinta años, ni si quiera a los quince o veinte. Aunque pueda parecer que somos débiles y que necesitamos protección, la verdad es que estamos perfectamente capacitados para empezar a construir ese camino hacia la cumbre desde muy pequeños.

Da gracias a sus padres por la ayuda y haber sabido gestionar una situación complicada. Ser hijo de padres divorciados es muy doloroso a veces y desestabiliza y escuchar opiniones contradictorias y sentirte dentro del conflicto, pero pudo lograr fortaleza en lugar de tristeza y desamparo.


La sociedad debería reflexionar sobre el rol de la familia. Tener descendía es inherente al ser humano y es necesario para la evolución. Si aspiramos a tener una sociedad más equilibrada en todos los sentidos debemos ser consciente entre la diferencia de tener hijos y ser padres. No existe tarea social más importante que ayudar a crecer a un hijo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario