sábado, 19 de diciembre de 2015

Capítulo 8: Fama

La fama no era uno de sus objetivos cuando era joven.

Siempre tuvo un buen nivel de confianza en sí mismo, pero nunca pensó que podría llegar al nivel de reconocimiento actual. No pone límites a su potencial ni a lo que puede alcanzar, así que sigue trabajando cada día para comprobar hasta dónde es capaz de llegar.

En su adolescencia, quería que la gente pasara de decir: '¡Eh! Mira ese chico, es muy alto' a '¡Eh! Es Pau Gasol, el gran jugador de baloncesto.' Pero, se han superado con creces sus expectativas.

Cuando la gente lo admira más allá de por ser un jugador de baloncesto para él es muy gratificante.Al fin y al cabo, cuando acabe de jugar a baloncesto, continuará siendo la misma persona, en otra face de su vida pero siendo el mismo. 

Siente orgullo cuando la gente se acerca y le dicen: 'Hola, felicidades por todo' o 'me encanta lo que haces'.

Esos son momentos muy bonitos para vivir como persona. Se le queda dentro y significa mucho para él. Tener un impacto positivo en la vida de personas y contribuir más allá de uno mismo: eso es verdaderamente influyente.

Le encanta lograr compartir sus pensamientos y experiencias, y contagiar su entusiasmo a los demás, su deseo por la vida, sus principios; inspirar a otros y aportar algo a cada vida: solo tener un impacto positivo en las personas.

El baloncesto le ha ofrecido tal privilegio. Ha podido llegar a las personas de una forma especial. 

Aún así, la fama tiene aspectos negativos. Uno de ellos es la falta de privacidad. 'Por el hecho de ser una figura pública, hay gente que se siente con derecho a hablar y robar momentos de tu vida personal sin tu permiso' dice Pau.

Es difícil pasar desapercibido para un tipo como él. Piensa que su altura tiene bastante que ver con ello, pero hay veces que le gustaría pasar inadvertido.

A pesar de todo, Pau es muy feliz y extremadamente afortunado con su vida. Pero debe ir con cuidado.

Pasa bastante tiempo solo. Algunas veces así lo quiere, otras no tiene más remedio. Antes le era más difícil sobrellevarlo, pero ahora ha aprendido a aprovechar esos momentos. Le permiten desconectar, leer, ver una película, reflexionar.

Cuando está de viaje en los hoteles, es un buen momento para recuperarme y relajarme.

Ahora juega delante de miles de personas que le están viendo hacer lo que él ama, ya sea en directo o desde sus casa. Cuando se para a pensarlo le resulta halagador.

Aprecia su fama. Pero por encima de ser un buen jugador de baloncesto, Pau quiere ser la mejor persona que pueda continuar siguiendo a su corazón y fiel a sus principios el resto de su vida. 

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